Pequeños pasos hacia la santidad.
PAPA
FRANCISCO
¿Cómo hemos respondido hasta ahora a la
llamada del Señor a la santidad? ¿Tengo
ganas de hacerme un poco mejor, de ser más cristiano, más cristiana? ¡Es la
invitación a compartir su alegría, a vivir y a ofrecer con alegría cada momento
de nuestra vida, como un don de amor por las personas que están cerca de
nosotros. Comenzando por las pequeñas cosas de cada día. Un ejemplo: una señora
va al mercado a hacer la compra y encuentra a una vecina y empiezan a hablar y
después llegan los chismorreos. Y esta señora dice, no, yo no hablaré mal de
nadie. Esto es un paso a la santidad, esto te ayuda a ser más santo. Después en
tu casa, el hijo te pide hablar un poco de sus cosas fantasiosas, 'estoy
cansado, he trabajado mucho hoy'. Pero tú, acomódate y escucha a tu hijo, que
lo necesita, te pones cómodo, le escuchas con paciencia. Esto es un paso a la
santidad. Después termina el día, estamos todos cansados, pero la oración,
hacemos la oración. Eso es un paso a la santidad. Después llega el domingo,
vamos a misa a tomar la comunión, a veces una en cuando una confesión que nos
limpie un poco. Y después la Virgen, tan buena, tan hermosa, tomo el rosario y
lo rezo. Esto es un paso a la santidad. Después voy por la calle veo un pobre,
un necesitado, me paro y le pregunto algo. Es un paso a la santidad. Pequeñas
cosas. Son pequeños pasos hacia la santidad. Cada paso a la santidad nos hará
personas mejores, libres del egoísmo y de la clausura en sí mismos, y abiertos
a los hermanos y a sus necesidades.
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