1.12.14

Pequeños pasos hacia la santidad




Pequeños pasos hacia la santidad.
PAPA FRANCISCO
¿Cómo hemos respondido hasta ahora a la llamada del Señor a la santidad?  ¿Tengo ganas de hacerme un poco mejor, de ser más cristiano, más cristiana? ¡Es la invitación a compartir su alegría, a vivir y a ofrecer con alegría cada momento de nuestra vida, como un don de amor por las personas que están cerca de nosotros. Comenzando por las pequeñas cosas de cada día. Un ejemplo: una señora va al mercado a hacer la compra y encuentra a una vecina y empiezan a hablar y después llegan los chismorreos. Y esta señora dice, no, yo no hablaré mal de nadie. Esto es un paso a la santidad, esto te ayuda a ser más santo. Después en tu casa, el hijo te pide hablar un poco de sus cosas fantasiosas, 'estoy cansado, he trabajado mucho hoy'. Pero tú, acomódate y escucha a tu hijo, que lo necesita, te pones cómodo, le escuchas con paciencia. Esto es un paso a la santidad. Después termina el día, estamos todos cansados, pero la oración, hacemos la oración. Eso es un paso a la santidad. Después llega el domingo, vamos a misa a tomar la comunión, a veces una en cuando una confesión que nos limpie un poco. Y después la Virgen, tan buena, tan hermosa, tomo el rosario y lo rezo. Esto es un paso a la santidad. Después voy por la calle veo un pobre, un necesitado, me paro y le pregunto algo. Es un paso a la santidad. Pequeñas cosas. Son pequeños pasos hacia la santidad. Cada paso a la santidad nos hará personas mejores, libres del egoísmo y de la clausura en sí mismos, y abiertos a los hermanos y a sus necesidades.
Zenit.org


31.10.14

Familias en camino




Familias en camino
PAPA FRANCISCO

“El amor de Jesús, que ha bendecido y consagrado la unión de los esposos, es capaz de mantener su amor y de renovarlo cuando humanamente se pierde, se hiere, se agota. El amor de Cristo puede devolver a los esposos la alegría de caminar juntos; porque eso es el matrimonio: un camino en común de un hombre y una mujer, en el que el hombre tiene la misión de ayudar a su mujer a ser mejor mujer, y la mujer tiene la misión de ayudar a su marido a ser mejor hombre. Esta es la misión entre ustedes. “Te amo, y por eso te hago mejor mujer”; “te amo, y por eso te hago mejor hombre”. Es la reciprocidad de la diferencia. No es un camino llano, sin problemas, no, no sería humano. Es un viaje comprometido, a veces difícil, a veces complicado, pero así es la vida. Y en el marco de esta teología que nos ofrece la Palabra de Dios sobre el pueblo que camina, también sobre las familias en camino, sobre los esposos en camino, un pequeño consejo. Es normal que los esposos discutan. Es normal. Siempre se ha hecho. Pero les doy un consejo: que sus jornadas jamás terminen sin hacer las paces. Jamás. Basta un pequeño gesto. Y de este modo se sigue caminando. El matrimonio es símbolo de la vida, de la vida real, no es una “novela”. Es sacramento del amor de Cristo y de la Iglesia, un amor que encuentra en la Cruz su prueba y su garantía. Les deseo, a todos ustedes, un hermoso camino: un camino fecundo; que el amor crezca. Deseo que sean felices. No faltarán las cruces, no faltarán. Pero el Señor estará allí para ayudarlos a avanzar. Que el Señor les bendiga.”
radiovaticana.va

31.8.14

James Foley




James Foley
Sacrificando la vida en favor de los hermanos.

El Papa Francisco ha llamado por teléfono a los padres del reportero estadounidense James Foley, asesinado bárbaramente por los militantes del estado Islámico en Iraq, para expresarles su dolor y su cercanía.
Según ha referido el padre jesuita estadounidense James Martin, los padres de Foley, que viven en Richmond en el New Hampshire, están conmovidos y son gratos al Santo Padre por su interés.
James Foley, de 40 años, católico, había estudiado en la Marquette University de los Jesuitas, en el estado americano del Wisconsin y con ellos había permanecido siempre en contacto, informándoles de sus desplazamientos en zonas de guerra, de las misiones humanitarias de las cuales formaba parte, pero sobre todo, pedía que lo acompañaran con la oración. Precisamente el Rosario – como confesó en una carta – lo había salvado en los meses de reclusión, primero en Libia y luego en Siria, donde había sido secuestrado en el 2012.
La madre de Foley, ha afirmado que está orgullosa de su hijo y del coraje que ha demostrado sacrificando su vida para mostrar al mundo el sufrimiento de aquellos pueblos y ha lanzado un suplicante llamado a los secuestradores para que perdonen la vida de los otros rehenes.
La Universidad de los Jesuitas ha organizado una ceremonia religiosa en su memoria. El director de la oficina de prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, ha subrayado el evidente significado del consuelo espiritual a la familia.
radiovaticana.va